domingo, 25 de abril de 2010

fragmento Doña Inés


Fijaos en el detallismo de la descripción y en el manejo de la focalización en este fragmento de Doña Inés, de Azorín.


RECOSTADA en un sofá, contempla el cielo desde el hondo de la estancia Doña Inés. El cielo se divisa por el balcón abierto de par en par. El azul pálido -en esta hora del crepúsculo vespertino- se va entenebreciendo poco a poco. Un espejo, en una de las paredes, refleja vagamente la débil claridad. En el cielo relumbra estrella de la tarde. ¿Se podrá revivir la juventud en Hesperus? El lucero vespertino es un mundo similar al nuestro. La juventud no retornará tampoco en ese astro. Si pudiéramos trasladarnos a esa estrella, no notaríamos apenas cambio en nuestra vida; el peso de nuestro cuerpo sería un poco menor que en la Tierra. La luz del crepúsculo va menguando, es más brillante en el cielo negruzco el fulgor del astro. ¿Habrá congojas de amor en Hesperus? "La observación de ese mundo vecino -dice un astrónomo- es sumamente difícil. El disco brillante como una bola de nieve se muestra siempre de una blancura cegadora y' es reviso observarlo en pleno día si queremos percibir algunos pormenores". Doña Inés tiene la mirada puesta en la estrella brillante. Lentamente el astro va ascendiendo por la inmensa concavidad cerúlea. El cuadrado de luz evanescente del espejo responde en las tinieblas de la sala al cuadrado pálido del balcón. La imanación finge en la estancia unas manos varoniles que avanzan. Se siente estremecida hasta lo íntimo de su ser la dama. El brazo de Doña Inés se apoya en un brazo; grata sensación de fortaleza entra en el espíritu de la señora. Nada interrumpe el silencio. A la dulce languidez de antes ha sucedido un indecible enardecimiento. Los labios de una faz se contraen: lucen los ojos azules. Entre el fulgor mortecino del espejo y el del cielo resalta lo rubio de una sedosa melena. La estrella está ya junto al dintel del balcón. ¿Se podrá revivir la juventud en el brillante lucero? Los labios han avanzado. En los labios de la dama se posan. Ya no refleja nada el espejo. La luz diurna se ha desvanecido. Sobre los labios de Doña Inés se apoyan otros labios. El beso es largo y apasionado. ¿Habrá en la estrella vespertina cuitas de amor? El astro rutilante ha desaparecido del cuadrado negro del balcón.

(Doña Inés, Azorín, cap. XXVII)

martes, 20 de abril de 2010

Homenaje a Antonio Machado

Caminante

Nuevo texto de A. Machado: Caminante, interpretado por J. M. Serrat

Retrato, de Antonio Machado

Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debeisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
[A. MACHADO].

Castilla, Manuel Machado

Temática noventayochista:

Castilla

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo.
Nadie responde... Al pomo de la espada
y al cuento de las picas el postigo
va a ceder ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca
en el umbral. Es toda
ojos azules, y en los ojos. lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
«Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh, Cid, no ganáis nada!»
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»
El ciego sol, la sed y la fatiga...
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.
[M.MACHADO].

Manuel Machado

Poemas de Manuel Machado

De línea más popular, andalucista:

Andalucía
Cádiz, salada claridad. Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería, dorada.
Plateado, Jaén. Huelva, la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.
[M.MACHADO].

martes, 6 de abril de 2010

Modernismo


Unos versos con el cisne, símbolo de la belleza en el Modernismo:

El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico
lustra el ala eucarística y breve
que abre al sol como un casto abanico.


(Rubén Darío
)

sábado, 27 de febrero de 2010

Adiós Cordera

Os dejo el enlace para leer el cuento Adiós, Cordera, de Clarín. Fijaos en los personajes, humildes, para quienes la vaca es la única esperanza de prosperidad. El ferrocarril y el telégrafo, novedosos para el siglo XIX, representan el progreso.

miércoles, 24 de febrero de 2010

La Regenta


En Oviedo, la estatua de la Regenta preside el casco histórico.

sábado, 20 de febrero de 2010

Pepita Jiménez


Luis, un joven seminarista, escribe desde su pueblo una serie de cartas dirigidas a su tutor en el seminario y confesor. Así se presenta la narración de Pepita Jiménez, de Juan Valera, publicada en 1874, perteneciente también al Realismo. Este es un fragmento:

Antes de lo que yo pensaba, querido tío, me decidió mi padre a que montase en Lucero. Ayer, a las seis de la mañana, cabalgué en esta hermosa fiera, como le llama mi padre, y me fui con mi padre al campo.

Lo hice tan bien, fui tan seguro y apuesto en aquel soberbio animal, que mi padre no pudo resistir a la tentación de lucir a su discípulo, y después de reposarnos en un cortijo que tiene a media legua de aquí, y a eso de las once, me hizo volver al lugar y entrar por lo más concurrido y céntrico, metiendo mucha bulla y desempedrando las calles. No hay que afirmar que pasamos por la de Pepita, quien de algún tiempo a esta parte se va haciendo algo ventanera y estaba a la reja, en una v

No bien sintió Pepita el ruido y alzó los ojos y nos vio, se levantó, dejó la costura que traía entre manos y se puso a miramos. Lucero, que, según he sabido después, tiene ya la costumbre de hacer piernas cuando pasa por delante de la casa de Pepita, empezó a retozar y a levantarse un poco de manos. Yo quise calmarle, pero como extrañase las mías, y también extrañase al jinete, despreciándole tal vez, se alborotó más y más y empezó a dar resoplidos, a hacer corvetas y aun a dar algunos botes; pero yo me tuve firme y sereno, mostrándole que era su amo, castigándole con la espuela, tocándole con el látigo en el pecho y reteniéndole por la brida. Lucero, que casi se había puesto de pie sobre los cuartos traseros, se humilló entonces hasta doblar mansamente las rodillas haciendo una reverencia. La turba de curiosos, que se había agrupado alrededor, rompió en estrepitosos aplausos. Mi padre dijo: ¡Bien por los mozos crudos y de arrestos!

Y notando después que Currito, que no tiene otro oficio que el de paseante, se hallaba entre el concurso, se dirigió a él con estas palabras: Mira, arrastrado; mira al teólogo ahora, y, en vez de burlarte, quédate patitieso de asombro. En efecto, Currito estaba con la boca abierta, inmóvil, verdaderamente asombrado.

Mi triunfo fue grande y solemne, aunque impropio de mi carácter. La inconveniencia de este triunfo me infundió vergüenza. El rubor coloreó mis mejillas. Debí ponerme encendido como la grana, y más aún cuando advertí que Pepita me aplaudía y me saludaba cariñosa, sonriendo y agitando sus lindas manos. En fin, he ganado la patente de hombre recio y de jinete de primera calidad.

Mi padre no puede estar más satisfecho y orondo; asegura que está completando mi educación; que usted le ha enviado en mí un libro muy sabio, pero en borrador y desencuadernado, y que él está poniéndome en limpio y encuadernándome.


Fortunata y Jacinta


Un nuevo fragmento de Fortunata y Jacinta. Recordad que Fortunata es una joven de clase social baja del Madrid de finales del siglo XIX, enamorada de Juan Santacruz, que a su vez está casado con Jacinta.
De Fortunata se enamora locamente Maximiliano, hombre con salud delicada y aspecto poco atractivo.


Maximiliano bajó la escalera como la baja uno cuando tiene ocho años y se le ha caído el juguete de la ventana al patio. Llegó sin aliento al portal, y allí dudó si debía tomar a la derecha o a la izquierda de la calle. El corazón le dijo que fuera hacia la calle de San Marcos. Apretó el paso pensando que Fortunata no debía de andar muy aprisa y que la alcanzaría pronto. «¿Será aquella?». Creyó ver la toquilla azul; pero al acercarse notó que no era la nube de su cielo. [...] Asaltáronle pensamientos tristes, y sintió ganas de llorar. Apenas durmió aquella noche, y por la mañana hizo propósito de ir al hotel de Feliciana en cuanto saliera de clase.[...]

Cubierta de Perellón para 'Fortunata y Jacinta' Dejoles solos la tunanta de Feliciana, y se acobardó al principio; pero de repente se rehízo. No era ya el mismo hombre. La fe que llenaba su alma, aquella pasión nacida en la inocencia y que se desarrolló en una noche como árbol milagroso que surge de la tierra cargado de fruto, le removía y le transfiguraba. Hasta la maldita timidez quedaba reducida a un fenómeno puramente externo. Miró sin pestañear a Fortunata, y cogiéndole una mano, le dijo con voz temblorosa: «Si usted me quiere querer, yo... la querré más que a mi vida».

Fortunata le miró también a él, sorprendida. Le parecía imposible que el bicho raro se expresase así... Vio en sus ojos una lealtad y una honradez que la dejaron pasmada. Después reflexionó un instante, tratando de apoyarse en un juicio pesimista. Se habían burlado tanto de ella, que lo que estaba viendo no podía ser sino una nueva burla. Aquél era, sin duda, más pillo y más embustero que los demás. Consecuencia de tales ideas fue la sonora carcajada que soltó la mujer aquella ante la faz compungida de un hombre que era todo espíritu. Pero él no se desconcertó, y la circunstancia de verse escuchado con atención, dábale un valor desconocido. ¡Ánimo! «Si usted me quiere, yo la adoraré, yo la idolatraré a usted...».

lunes, 15 de febrero de 2010

El Realismo literario

Este es un breve vídeo sobre el Realismo literario, movimiento que empezamos a estudiar en clase. Espero que os sirva de ayuda.

Creactividad




Crear y recrearnos con la literatura, que la literatura se convierta en una actividad vital, es el objetivo de este blog. También servirá para transmitir textos tratados en clase o de comentarios sobre los mismos. Intentaremos que sirva como herramienta de creación literaria. Propondremos distintos retos literarios para todos aquellos alumnos que se animen a participar. Merecerá la pena.

ESTE BLOG TIENE FINALIDAD DIDÁCTICA. SI ALGUNA INSTITUCIÓN, EDITORIAL O AUTOR CONSIDERA INAPROPIADA LA REPRODUCCIÓN DE ALGUNA IMAGEN, RUEGO ME SEA COMUNICADO PARA SU RETIRADA.